Powered By Blogger

Buscar este blog

estadistica

jueves, 29 de julio de 2010

¡No hay que ser cabrón!

Expulsión de los judíos en 1492
Voy a intentar explicar el verdadero sentido de la palabra "cabrón" en Cádiz. Como todo el mundo sabe, dicha palabreja se aplica al macho de la cabra, o sea el macho cabrío, símbolo del demonio, el Angel del Mal. En Cádiz al que hace una putada gorda se le dice cabrón y ahora viene el porqué: Tres meses después de la conquista de Granada a los moros, los Reyes Católicos publicaron un edicto con fecha de 31 de Marzo de 1492, en el que se disponía que los judíos que no quisieran bautizarse serían expulsados en el plazo de 90 días. Los argumentos reales eran que los cristianos estaban siendo influenciados por la comunidad judía, que campaba a sus anchas, sustrayendo la fe de los practicantes de la religión católica. Tenían ese plazo para vender sus pertenencias y poder pagarse el viaje, pero cuentan que al no encontrar compradores, algunos llegaron a canjear una casa por un borrico, ya que tenían prohibido poseer ni plata ni oro. De la comunidad judía que no quiso abjurar, muchos huyeron por la frontera de
Portugal, otros fueron conducidos a Navarra para ser trasladados a Francia a través de los Pirineos y a otros se les obligó a embarcar para que abandonaran la península. Uno de los puntos de embarque era el Puerto de Santa María
.
Abraham Sehenor, uno de los secretarios de Fernando el Católico, se convirtió al Cristianismo, tomando el nombre de Alfonso de la Caballería, fue a quien se le encomendó la contratación de la flota encargada de aquel éxodo. Este conectó con Pedro Hernandez Cabrón, naviero a quien también se conocía como Piero Caprone, seguramente por ascendencia genovesa. Según las crónicas de la época, el tal Cabrón era un hijo de puta, cosa que demostró con el traslado de aquellos desgraciados a la costa africana. En el Puerto se concentraba una ingente cantidad de judíos, pidiendo la protección del Duque de Medinaceli, hombre de bien, que no pudo hacer nada para atender a los ruegos de aquella muchedumbre. Fueron embarcados hombres y mujeres, ancianos y niños alojados en las calas, todos apiñados, el barco haciendo aguas y con escasos víveres. Salieron del Puerto el día 15 de Agosto de 1492, cruzando el Estrecho de Gibraltar, aguantando los azotes del viento de Levante. Llegaron a Oran y en una playa llamada hoy en día, Playa de los Andalusís, en recuerdo de aquel hecho histórico, fueron obligados a desembarcar y aunque muchos pidieron ser bautizados, sus ruegos fueron desatendidos, y sus temblorosos cuerpos arrojados a las arenas de aquel inhóspito lugar.
Cu
entan que no tuvieron muy buena acogida entre los habitantes del lugar. Los moros al verlos pensaron que traían oro, dinero y joyas, por lo que fueron atacados, maltratados, sometidos y vejados. Mataron a muchos al creer que se habían tragado el oro, otros murieron de hambre y sed, de epidemias, a otros los vendieron como esclavos y muchos fueron arrojados al mar.
Sin embargo, algunos fueron bautizados por el Gobernador de Portugal en Arcila, y en 1496 se les permitió la vuelta. Por lo visto los comentarios de los que volvieron a Cádiz, acordandose del señor Cabrón, hizo que cualquier putada cometida fuera considerada como una "cabronada".
Esta familia Cabrón tuvo una casa en Cádiz, situada en la Cuesta de las Calesas que todavía existe, pero con los cambios producidos por el paso del tiempo transcurrido. Durante mucho tiempo fue conocida como Casa de Cabrón, al igual que el Callejón, que hoy en día es el de la Perla de Cádiz. Ya pasado tanto tiempo, se olvidó el apellido, pero nos queda su malevolo significado. ¿No hay que ser cabrón!

Dedicado a mi jefe y gran amigo Manolo Brenes.